sábado, 10 de mayo de 2008

Una Constante Carrera

Hoy en día, la vida no es más que una constante carrera. Vivimos esclavos del reloj, andando a ciegas por caminos que supuestamente han de llevarnos a una alegría final incomparable. Solos y sin aceptar gran ayuda, corremos por este camino mientras empujamos a todo aquel que se atraviese. Pues es lo que la vida nos ordena. Compites contra amigos, desconocidos, pasas noches sin dormir para poder ser el mejor en lo que te propones. consigues buenas notas, das la PSU, entras a la universidad. Pasas largos años de estudio, para poder ser de los mejores y así poder ganarle a tus rivales. Te gradúas. Empiezas a trabajar, buscas mejorar tu sueldo, corres de un lado a otro atareado. Y seguimos así en esta constante carrera, sin detenernos a pensar o disfrutar. Y nos volvemos infelices.

Aun cuando es imposible por la naturaleza del mundo en el que vivimos detener esa competitividad, tenemos que buscar esos momentos donde poder detener el tiempo, y respirar... pues sino, estamos destinados al fracaso. Deja de lado tu reloj, tu celular, tu computador, tu televisor sólo por unos minutos... y date cuenta de que la felicidad no es algo que vas a poder conseguir si y sólo si consigues lo que quieres... puedes disfrutar cada segundo de tu vida, si te centras en las felicidades pequeñas.

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