lunes, 11 de agosto de 2008

La Soledad

Soledad... al leer esta palabra, seguramente acuden a sus mentes imágenes y pensamientos tristes, dolorosos. el reflejo del fracaso, el abandono. He aquí otro típico mito occidental. Pues, finalmente es la Soledad la que nos vuelve grandes.
El ser humano es por naturaleza un ser social, eso es cierto. Pero esto no quiere decir que deba vivir cada segundo de su vida atado a la compañía de alguna otra persona. Vivimos huyendo de esos momentos en los que estaríamos en soledad, llenando nuestras mentes con labores o preocupaciones, buscando la constante compañía de alguna persona... ¿Por qué le tememos tanto a la quietud y tranquilidad de la Soledad? ...¿Qué es lo que esperamos encontrar allí? A nosotros mismos.
Tal como se dice en el libro "El Caballero de la Armadura Oxidada", nombre del autor no recordado... es en el silencio donde el ser humano se descubre a sí mismo. en este caso, silencio y soledad son lo mismo. ¿Por qué? pues es sólo en la quietud de la soledad donde podemos verdaderamente quitarnos todas nuestras máscaras sociales, y dejar al descubierto nuestros fantasmas. la silenciosa compañía del otro sería suficiente para cortar este momento de búsqueda y mejora personal, este crecimiento tan necesario para cada ser humano. Pues quien más se conoce, tiene más herramientas para buscar su propia felicidad. Sabe mejor qué mejorar, y qué desear.

Es común rechazar la Soledad; yo misma le escribí varios poemas otrora, con aquella temática. Pero si hay algo que he de agradecer tras la muerte de mi abuela, fue el recuperar ese cariño singular hacia la Soledad. Soledad que en su justa medida, tal como cualquier otra cualidad, es una bendición.

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